Patrimonio municipal vs. finca
particular
La polémica suscitada en el último Plenario con motivo del regalo realizado por el alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual, a determinados empresarios, unos participantes en el programa de festejos y otros no, y materializados en entradas para festejos taurinos por importe 4.884 euros, no deja de llamar la atención.
Y es que es de esperar que al menos los receptores de tales dádivas, en puridad, hayan estampado sus firmas en el acuse de recibo de las entradas de toros, a efectos de justificar tales gastos ante la Intervención General del Ayuntamiento, además de abonar la cuota asignada por los anuncios insertados en el programa de las últimas fiestas patronales de San Antolín. Además, según se desveló en el propio Plenario, el número de entradas no cuadraba con el número de anunciantes, dándose como explicación que algunos empresarios que no figuraban en el programa habían sido colaboradores “en menor medida” del Ayuntamiento. Una explicación que nada aclara, y sobre la cual el PSOE exigió el listado de los beneficiarios por escrito para arrojar luz sobre los hechos y, es de esperar, ponerlos en conocimiento de la ciudadanía, al igual que los ingresos habidos en el Ayuntamiento por dichas publicidades.
En este número de entradas parece de recibo que no se hayan incluido las cuarenta y dos a las que tiene derecho el Ayuntamiento según los contratos tradicionales que suscribe el mismo con la empresa adjudicataria, ni los pases que corresponden a los antiguos propietarios del coso medinense que en algunas ocasiones se les han entregado en forma de entradas.
Todas estas circunstancias inducen a pensar que alguien con nombre y apellidos, a juzgar por la Resolución de Alcaldía que firmó para tal fin, el siete de septiembre de 2009, cuando los festejos taurinos ya se habían celebrado, no haya confundido la generosidad que puede caracterizar a un hombre de su posición, en uso de su patrimonio particular, con el escándalo que supondría dicha dadivosidad si se trata de fondos públicos, aunque lo mismos puedan llevar el nombre de “Atenciones particulares de Alcaldía”.
La verdad es que esta forma de actuar se creía ya propia de tiempos pretéritos en los que dicen que los nietos del dictador aseguraban que “España era la finca de su abuelito”.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA
Patrimonio municipal vs. finca particular
La polémica suscitada en el último Plenario con motivo del regalo realizado por el alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual, a determinados empresarios, unos participantes en el programa de festejos y otros no, y materializados en entradas para festejos taurinos por importe 4.884 euros, no deja de llamar la atención.
Y es que es de esperar que al menos los receptores de tales dádivas, en puridad, hayan estampado sus firmas en el acuse de recibo de las entradas de toros, a efectos de justificar tales gastos ante la Intervención General del Ayuntamiento, además de abonar la cuota asignada por los anuncios insertados en el programa de las últimas fiestas patronales de San Antolín. Además, según se desveló en el propio Plenario, el número de entradas no cuadraba con el número de anunciantes, dándose como explicación que algunos empresarios que no figuraban en el programa habían sido colaboradores “en menor medida” del Ayuntamiento. Una explicación que nada aclara, y sobre la cual el PSOE exigió el listado de los beneficiarios por escrito para arrojar luz sobre los hechos y, es de esperar, ponerlos en conocimiento de la ciudadanía, al igual que los ingresos habidos en el Ayuntamiento por dichas publicidades.
En este número de entradas parece de recibo que no se hayan incluido las cuarenta y dos a las que tiene derecho el Ayuntamiento según los contratos tradicionales que suscribe el mismo con la empresa adjudicataria, ni los pases que corresponden a los antiguos propietarios del coso medinense que en algunas ocasiones se les han entregado en forma de entradas.
Todas estas circunstancias inducen a pensar que alguien con nombre y apellidos, a juzgar por la Resolución de Alcaldía que firmó para tal fin, el siete de septiembre de 2009, cuando los festejos taurinos ya se habían celebrado, no haya confundido la generosidad que puede caracterizar a un hombre de su posición, en uso de su patrimonio particular, con el escándalo que supondría dicha dadivosidad si se trata de fondos públicos, aunque lo mismos puedan llevar el nombre de “Atenciones particulares de Alcaldía”.
La verdad es que esta forma de actuar se creía ya propia de tiempos pretéritos en los que dicen que los nietos del dictador aseguraban que “España era la finca de su abuelito”.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA