J. Solana.- Pese al calor sofocante que imperó en Medina en la tarde del jueves, cientos, por no decir miles de medinenses concurrieron a la procesión de Nuestra Señora del Carmen. Una tradición que desde tiempo inmemorial suscita en los ciudadanos de la villa un fervor más que especial.
Tras la misa, que se celebró en la iglesia de los Padres Carmelitas, comenzó la procesión propiamente dicha en la que pudieron verse a numerosas cofrades portando, además de los tradicionales estandartes, los seculares escapularios que siempre han caracterizado a éste colectivo. Tras ellas, desfilaron por las calles de Medina los niños y niñas que este año han tomado su Primera Comunión. Y para cerrar el séquito de acompañamiento de la imagen, numerosos varones así como una verdadera muchedumbre de mujeres, que este año no pudieron desplegar sus tradicionales abanicos a consecuencia del viento.
Si bien, en la procesión ya no pudo apreciarse ninguno de los hábitos que en otras épocas utilizaban las medinenses, tanto para este evento, como para la vida cotidiana cuando habían obtenido, o simplemente pedido, alguna gracia a Nuestra Señora del Carmen; aunque, como contrapartida se recuperó este año una antigua tradición de procesionar al Niño Jesús de Praga, perteneciente a una cofradía de niños medinenses y que durante años ha permanecido en el Carmelo Descalzo de la madrileña calle Arturo Soria y que ha sido recientemente recuperado pro el convento de la misma Orden medinense.
Más información en la edición impresa de «La Voz de Medina y Comarca».
Inicio Medina del Campo Ante el viento, las medinenses no lucieron sus tradicionales abanicos en la...