Javier Solana.- La quinta representación a concurso de la Muestra Nacional de Teatro Aficionado corrió el sábado a cargo del grupo “Racatá”, de Madrid, con la obra “Todos eran mis hijos”, de Arthur Miller.
La complejidad de este drama de grandes vuelos le vino en cierta medida grande al elenco madrileño “Racatá”, que en su conjunto resultó discreto y con cierto oficio, pero sin el timbre y los registros actorales y de dirección que requiere la compleja y larga pieza de Miller.
No obstante, dentro del elenco compuesto por Manolo García, Nuria Azuara, Sara Alda, Marga Beltrán y Ramón Vela, destacaron en los papeles principales Maruchi González, que dio vida a Kate Keller; y Pepe Valseca, que encarnó a Crhis Keller, bajo una discreta dirección de Alvaro Aguilera, autor también de la adaptación del texto de Miller, en la que no se atrevió a “meter la tijera”, al objeto de abreviar una obra que, por su duración y matices, parece estar reservada desde el momento en que fue escrita, en 1947, sólo para los grandes de la escena.
Quizás, en el exceso de duración de la representación estuvo el origen de este pequeño descalabro representativo de “Racatá”.
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