EDITORIAL

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ELECCIONES EUROPEAS
De nuevo España, al igual que los países que componen la Unión Europea, se verá sumida el próximo día siete en un proceso electoral que arrojará como resultado los nombres de nuestros representantes en el Parlamento Europeo.
Por ello, la totalidad de los partidos políticos españoles con aspiraciones a enviar a alguno de sus miembros a Bruselas, al objeto de obtener mayoría absoluta para las coaliciones supranacionales, de izquierdas o derechas, que desde allí legislan, han iniciado hace ya unos días sus respectivas campañas electorales.
Craso error el que cometen los partidos políticos en esta campaña electoral, ya que no explican, al objeto de movilizar a la ciudadanía y hacer que se posicione, los proyectos reales con los que concurren para bien de Europa, que son muy distintos de los españoles propiamente dichos.
Y es que no hay que olvidar que de estos comicios no saldrá el gobierno de España sino un Parlamento que legisla, de forma directa o indirecta, casi el ochenta por ciento de los asuntos nacionales de todos y cada uno de los miembros de la Unión Europea.
Unos hablan de la crisis para captar votos y otros arremeten, con el mismo ánimo, contra la imagen que pueda tener un partido concreto y sus planteamientos, más o menos obsoletos; pero todos olvidan que los ciudadanos ignoran cuáles son los proyectos que las formaciones políticas llevan a Europa, por lo que sería necesario al menos hacer algo de pedagogía al respecto en pro de la información que siempre permite emitir un sufragio con conocimiento de causa.
Que Europa está lejos ya no es una realidad, ya que en sus centros de decisión se ventilan temas tan trascendentes como las subvenciones agrarias, que luego repercuten, país por país, en la financiación de asuntos tan básicos como la PAC; en Europa se adjudican los Fondos de Cohesión, sin los cuales no se podrían abordar proyectos de construcción de carreteras o el incremento de kilómetros del AVE. E incluso allí se decide la adjudicación de los Programas de Desarrollo Rural, que luego repercuten en las pequeñas industrias y actividades de los pueblos, además de en determinados proyectos municipales.
Por ello, es necesario exigir a la clase política que explique por qué quiere ir a Europa y con qué fin, al objeto de que la ciudadanía pueda emitir su voto con pleno conocimiento de causa y a tenor de ello, de forma masiva.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA