Y llegó el Día de la Comunidad
Al margen de polémicas y políticas, el pasado jueves tuvo lugar la que debe ser una grandiosa jornada para los castellanoleoneses: la Fiesta de la Comunidad, históricamente conocida como el Día de Villalar.
Aunque parezca paradójico, los castellanoleoneses festejamos en dicha jornada la Batalla de Villalar, episodio decisivo en la Guerra de las Comunidades en la que los ejércitos de Carlos I de España y V de Alemania derrotaron a los Comuneros, encabezados por Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. Y con ellos, a las libertades que pretendían.
El festejo, en tiempos ilegal y estandarte de las izquierdas y de los partidos nacionalistas, se convirtió hace años en la Fiesta de la Comunidad, lo que no equivale a decir que la adopción del 23 de abril como fecha de todos llevase la paz a la conciencia de la totalidad de los castellanoleoneses.
Y es que León se enfrenta cuanto puede a Castilla. Y Castilla a León y, por qué no decirlo, las provincias castellanas, basadas en sus propios egos y provincianismos, hacen lo propio entre ellas cuando la ocasión se presenta.
Ya va siendo hora de que cuantos vivimos bajo la bandera autonómica que un día nos dimos, adquiramos, sin complejos y como hacen otras regiones o naciones históricas que componen España, el sentimiento nacionalista que nos corresponde a la hora de reivindicar del Estado aquello a lo que, por historia, tenemos derecho. Todo ello sin necesidad de recurrir a nacionalismos trasnochados ni a partidos políticos que carezcan de vertebración nacional, sino exigiendo a las formaciones denominadas “Constitucionalistas” que hagan valer nuestros derechos, al margen de las directrices y de los intereses que emanen de sus respectivos mandatarios.
A veces, la manipulación de la clase política hace que determinadas regiones -o naciones que no hay por qué tener miedo a tales denominaciones históricas- se enfrenten entre sí, cuando en el fondo los intereses de todas ellas y de sus ciudadanos son comunes, aunque difieran en las formas y en la capacidad de reivindicar.
“España somos todos” es una máxima que, proceda de donde proceda, es irrefutable, ya que España la componen el conjunto de los españoles, además de las regiones y de los municipios que la vertebran. Algo a tener en cuenta en unos momentos en los que se renegocia la financiación de las Autonomías, en la que los castellanoleoneses, sin partidos nacionalistas, debemos tener especial cuidado para evitar que Castilla y León salga perjudicada por dejadez o por cesiones de aquellos a quienes votamos.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA