EDITORIAL

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Fundación Simón Ruiz
La sorpresa de esta semana ha llegado de manos de los Cuerpos de Seguridad del Estado que, a través de la operación “Galeno”, han conseguido reuperar tallas, columnas y relieves, entre otros objetos de Interés Cultural, que habían sido sustraídos durante años de la capilla del Hospital Simón Ruiz, y de las que, en muchos casos, no tuvo conocimiento la ciudadanía.
Entre las piezas recuperadas figuran columnas de los siglos XVI y XVII, relieves de Pedro de la Cuadra, representando alegorías de la Justicia y la Fortaleza, así como las tallas de San Gregorio, San Jerónimo, San Agustín y San Ambrosio, entre otras.
Tradicionalmente se ha hablado en Medina del Campo del expolio que ha experimentado el patrimonio de la Fundación Simón Ruiz. Y todo porque no se atualizan los inventarios del mismo, que quiérase o no son patrimonio de los medinenses.
Sí es cierto que las fincas rústicas de la Fundación se vieron aminoradas en épocas por la Desamortización de Mendizábal, por lo que en la contabilidad tradicional del ente existen como contrapartida determinados títulos de Deuda Perpetua del Estado a escaso interés anual. También es cierto que el fenómeno de Concentración Parcelaria aminoró el número de fincas de la Fundación para dotarla de interesantes parcelas en diversos términos municipales – Pollos y Castronuño, de regadío, y Medina y otros municipios, de secano. La escrituras públicas están ahí, pero sería interesante saber quiénes son los arrendatarios actuales y qué cantidades pagan anualmente por explotar dichas fincas.
En lo que se afecta a bienes inmuebles, el último “ataque” que experimentó la Fundación, que preside el alcalde de la Villa, llegó de la mano de una pretendida reconversión del propio Hospital en un establecimiento hostelero, que finalmente no cuajó.
Pero en lo que afecta a los bienes muebles, la situación parece ser desastrosa ya que sólo están localizadas las piezas que tienen en depósito el Museo de las Ferias -guardadas antes de su apertura en un convento de la localidad-  y las que ornan, previo recibo de custodia, el propio Castillo de la Mota; aunque hay otras que, descontroladas por el paso de los años, se enseñorean en algunas instituciones y Colegios Oficiales como si fueran propias. A ellas deben añadirse los documentos depositados en el Archivo de Simancas, entre los que figuran varias letras de cambio.
No estaría de más que la Fundación actualizase los trabajos de inventario iniciados hace años y se diesen a conocer para tranquilidad de todos los ciudadanos
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA