J. Solana .- Con los atavíos propios de la época, más de 200 tordesillanos recrearán el 7 de marzo la llegada de la Reina Juana I de Castilla a Tordesillas. Un acontecimiento que, organizado por el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) y que ya disfruta de varios ensayos generales en los pasados años, será uno de los platos fuertes de la conmemoración del quinto centenario de la llegada de Doña Juana I a la Villa, en la que permanecería hasta su muerte, acaecida medio siglo después.
Para tal fin, el CIT ha elegido a la joven tordesillana, María Marqués, de 29 años – idéntica edad a la que tenía Juana I cuando llegó a Tordesillas – para encarnar el papel de la última monarca castellana.
Tal y como relata la historia y la leyenda, Juana I (María Marqués) hará su entrada en Tordesillas a lomos de una acémila, precedida del catafalco de su marido, el Rey consorte Felpe “El Hermoso”, flanqueado por los correspondientes hachones y rodeado de una amplia comitiva, tal y como aconteció en 1509.
La escenificación de la llegada de Juana I a la Villa, que se realizará bajo la supervisión del profesor de la UVA y especialista en dicha figura histórica, Miguel Angel Zalama, será sólo el inicio de los acontecimientos previstos por el CIT para este año, ya que también están previstas varias exposiciones conmemorativas, conferencias y talleres en las escuelas para que los jóvenes de la localidad conozcan la figura de la Reina Tordesillana por antonomasia.
Por su parte, el Ayuntamiento, que preside la popular Marlines Zarzuelo Capellán, da también los últimos retoques a una magna exposición documental sobre Juana I, en colaboración con el Archivo de Simancas, así como a otra con el vestuario que se utilizó para el rodaje de la película “Juana la loca”, de Vicente Aranda, quien hace ya años se acercó a la villa con motivo de unas jornadas municipales sobre la Monarca castellana.
Actuaciones musicales, teatro y conferencias completarán la oferta municipal del V Centenario de la Llegada de Juana I, a los que se suman también numerosos establecimientos hosteleros, entre los que figura el Parador Nacional que ha confeccionado un menú conmemorativo, basándose en los conocimientos propios de su personal y en los del conocido historiador culinario Julio Vallés, de los que dejó constancia en su libro “Cocina y Alimentación en los siglos XVI y XVII”, a base de salmón escabechado, aceitunas, conejo, capón, bollos de leche, manzanas asadas y torrijas, entre otros manjares de época.