J. Solana.- Que la iglesia parroquial de Santa María Magdalena se desploma poco a poco es un secreto a voces. Basta con echar un vistazo a las diversas partes de que se compone el inmueble sacro para saber que, pronto o tarde, si no se actúa de forma integral sobre el mismo las consecuencias pueden ser irreparables.
Al margen del mal estado de conservación de la cubierta de esta iglesia, rehabilitada en los años 80 con los criterios entonces existentes y que han dado serios problemas a todas las actuaciones que se realizaron siguiendo las pautas de los mismos, la primera voz de alarma llegó en la última Semana Santa, al producirse, como consecuencia de un golpe de viento, un desplome parcial de la cornisa exterior, que, además de funciones ornamentales ejerce como banda perimetral de atado de los muros que soportan el peso de la cubierta y de las bóvedas.Pues bien, con motivo del temporal de lluvia, nieve y viento acaecido en los últimos días, las filtraciones de agua y humedades producidas acarrearon, el viernes de la pasada semana., un nuevo desplome, en este caso de parámetros interiores, localizados en la parte superior del altar de “La Dolorosa”, compuesto por una imagen de vestir del siglo XVIII, así como por el Cristo Crucificado, el San Juan y “La Soledad”, surgidos de la gubia de Pedro de la Cuadra (1613-1626) y ensamblados en en un bello retablo que dispone de hornacinas de estilo Rococó.
Ante este nuevo desplome, el Ayuntamiento informó el martes a los vecinos y a la Junta Parroquial, reunidos al efecto, sobre las gestiones realizadas para conseguir, entre todos, sacar adelante la rehabilitación total del inmueble sacro; al tiempo que explicó las medidas cautelares adoptadas para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos y la responsabilidad de la propia Corporación, mediante la petición de diversos informes varias instituciones, encaminados conocer el estado de solidez del edificio, dependiendo de los mismos que la iglesia parroquial, único inmueble sacro con aforo suficiente de que dispone Matapozuelos para la celebración de oficios religiosos, pueda continuar abierto al Culto.
Gestiones para la firma de un convenio
Innumerables son las gestiones que ha realizado el Ayuntamiento de Matapozuelos para conseguir que la Iglesia de Santa María Magdalena sea rehabilitada, en fases, mediante la intervención de varias instituciones, a través del correspondiente convenio de colaboración, única fórmula válida para sacar adelante este tipo de proyectos por el alto coste que los mismos suponen.
De hecho, hasta el momento, la gestión más fructífera, de la que tiene constancia escrita este semanario, es la de la Fundación de Patrimonio Histórico de Castilla y León, cuyo Consejo Asesor se inclinó por intervenir en el proceso rehabilitador – condicionando el mismo a una mayor implicación de la Propiedad (Arzobispado de Valladolid) en los problemas de conservación existentes en el edificio- en lo que afecta a la torre y fachada, a través de la cofinanciación de ambas obras, mediante la aportación del 25% de la obra por parte del Arzobispado.
En estos casos, en los que el inmueble a recuperar disfruta de la catalogación de BIC, la Junta de Castilla y León, a través de algunas Consejerías -Cultura y, mayoritariamente Fomento, además de la propia Delegación Territorial, mediante el eficaz instrumento de “Fondos dispersos” – tiene por norma intervenir en la rehabilitación de las cubiertas, condicionando sus actuaciones a pequeñas aportaciones del Arzobispado o incluso de las Juntas Parroquiales y del Ayuntamiento.
En su día, y tras el anuncio verbal por parte de la Administración Eclesiástica de que se iba a realizar una intervención seria en la iglesia parroquial de Matapozuelos, condicionando la misma a una aportación del Ayuntamiento, éste optó a comprometerse a realizarla, creando para ello una partida específica, dotada con 18.000 euros, en los Presupuestos Municipales de este año y notificando la existencia de la misma a la totalidad de las Administraciones que, desde los antecedentes y en virtud de un cierto derecho consuetudinario, actúan y se implican en estas costosas rehabilitaciones de inmuebles eclesiásticos.