El PP local de Matapozuelos se divide con motivo de una votación sobre la eliminación de símbolos franquistas

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Javier Solana.– El grupo municipal del Partido Popular de Matapozuelos no mantuvo unidad de criterio ni de voto, en la Sesión Plenaria del Ayuntamiento del pasado día 10, con motivo de la aprobación de la Moción que lleva por título “Cambiar el nombre de calles y retirar los símbolos que exalten la sublevación franquista”.Esta propuesta que, conjuntamente con la destinada a “Dedicar el nombre de Víctimas del Terrorismo”  a alguna calle o plaza del municipio -que en este caso sí fue votada unánimemente por todos los concejales de Matapozuelos-, había sido remitida por la Diputación Provincial a todos los Ayuntamientos vallisoletanos, exhotándoles a sumarse a la misma..
La división de voto de los populares se produjo al votar el ex alcalde y actual concejal de oposición, Antonio Méndez Navarro, de forma afirmativa la moción de “eliminación de símbolos franquistas”, mientras que los concejales Jesús María García Pérez y Natalia Ana Cernuda Alonso se limitaron a abstenerse.
Eso sí, Méndez Navarro, en un intento de justificación de su apoyo a la moción -aprobada en la Diputación por PP, PSOE e IU-, utilizó un argumento que no pasa de ser una mera declaración de principios, asegurando que su voto estaba condicionado a que no se retirase la placa de “Los Caídos”, ubicada en la portada de la iglesia de Santa María Magdalena. Un condicionante, el de Méndez, legalmente nulo ya que la votación de una moción, como la de cualquier otro tema que se debata en un Plenario municipal, sólo admite, por imperativo legal, el “si”, el “no” o la abstención por parte de los concejales.
Y es que, de haber intentado transaccionar la propuesta -algo también inviable en una moción una vez presentada- debería haberse votado primero la enmienda y después la totalidad del texto en cuestión. Un requisito de procedimiento legal que llegó a producirse en ningún momento y que sólo encontraría justificación en la impericia de en un novato, pero no en Méndez Navarro, que ostentó la Alcaldía  de Matapozuelos durante 8 años.
 
La Ley y las subvenciones para el arreglo de la iglesia
La moción presentada en el Plenario del Ayuntamiento, a instancias de la Diputación Provincial, es consecuencia del de la Ley 52/07, de 26 de diciembre de 2007, que, promulgada con la Real Firma, tiene por objeto “Reconocer y ampliar derechos y se establecer medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”.
Si bien la moción presentada y aprobada con 6 votos favorables (incluido el de Méndez) sólo hacía alusión al apartado tercero del Articulo 15 de dicha Ley, que dice que  “El Gobierno colaborará con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales en la elaboración de un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la Dictadura”.
Eso sí, dicha Ley asegura, en un artículo anterior, que las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura.
Entre las medidas aludidas contra el incumplimiento de dicha ley “podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas”. Una advertencia legal que, por cautela y por la necesidad de restaurar en su integridad la Iglesia de Santa María Magdalena, motivó que  Matapozuelos,  al igual que otros municipios con restauraciones pendientes, se apresurase  a aprobar la Moción propuesta por la institución provincial, sin que ello quiera decir que se vaya a proceder de forma inminente a la retirada de lápidas conmemorativas de “Caídos”, a no ser que las circunstancias obliguen a ello con motivo de la utilización de subvenciones para el arreglo de los edificios en las que éstas se encuentren.
Modelo de esta forma de proceder, incluso antes de la entrada en vigor de la Ley, fue Olmedo, que, como consecuencia de la restauración de iglesia de Santa María, trasladó discretamente la lápida allí existente a un lugar digno del camposanto olmedano.