Editorial

0

Cogidos con alfileres

Ya no se sabe si es por ineficacia de nuestros gobernantes o porque al Ayuntamiento de Medina del Campo le han echado mal de ojo; pero la verdad es que todo proyecto que surge del número uno de la Plaza Mayor, ya sea urbanístico o, incluso, festivo, para más inri, corre peligro de no salir adelante.
Dice el refrán castellano que para muestra basta un botón; pero en estos días nos encontramos con tres de ellos, que relucen como si fuesen dorados, aunque en el fondo son de un tono negro que bien merece ser tildado de luctuoso, y no precisamente de alivio de luto porque el peligro está ahí.
Por una parte nos encontramos con un proyecto de construcción de unas nuevas dependencias en el interior del patio del Ayuntamiento, que dejará al ábside de la Capilla de las Angustias de la Colegial de San Antolín casi sin pulmones y, al propio Ayuntamiento, en lo que a la mole de la Oficina de Turismo y anexo se refiere, casi sin luz. Pero el problema no termina ahí, ya que tal intervención, que se sustenta en un pretendido Plan de Movilidad, requerirá una serie de informes técnicos muy complejos, ya que tanto el Ayuntamiento como la iglesia colegiata de San Antolín y la Oficina de Turismo tienen catalogaciones especiales que, entre otras cosas no permiten “ampliar la edificabilidad”. Y a mayores, la gravedad se incrementa porque dichas obras están financiadas por el Plan E, que tiene unos plazos de ejecución muy concretos y que, de no llegar tales permisos, aunque el concejal de Urbanismo diga que ya los tiene, la subvención multimillonaria podría perderse.
Segundo botón luctuoso, y ya hasta sobado sin haberse estrenado, es el que representa la Residencia de la Tercera Edad, que tras más de un lustro de espera, se encuentra provisionalmente paralizada y pesa sobre la misma una nueva petición de “re-paralización”, simple y llanamente porque todo se ha hecho de malas maneras desde el principio, generando además “gastos dobles” de los que se ha hablado en innumerables ocasiones y que, además, podrían haber supuesto, de forma presumible, un atentado contra la propiedad intelectual.
Y como no hay dos sin tres, el tercer botón de muestra llega de la mano de los encierros taurinos que, por la cabezonería de algún miembro del equipo de Gobierno, podrían llegar incluso a no celebrarse, a no ser que se dote a una zona de la calle Carreras de un atalancado protector de viviendas y escaparates, ya solicitados por algún vecino para salvaguardar sus intereses.
Ojalá todo se resuelva, incluso con multa, pero de no ser así, los medinenses ya saben quién es el responsable de tales desafueros y no se cortan ni un pelo a la hora de ponerle nombre y apellidos.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA