La Asociación Musical de Sevilla puso en escena «Las plagas de Egipto» en la Muestra de Teatro de La Seca

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Solana.-La séptima representación a concurso de la décima Muestra Nacional de Teatro Aficionado “Ciudad de la Seca” llegó de la mano del grupo de la “Asociación  de Teatro Musical” de Sevilla, que eligió para la ocasión la puesta en escena del musical “Las plagas de Egipto”, bajo la dirección de Nono Gándara.
Verdadero despliegue de actores por parte del elenco sevillano, entre los que destacaron Jaime Rebollo, en el papel del faraón, Jacinto Bono, en el de Moisés; Verónica Espiga, en el de Agni; y Sergio Muñoz, en el de Aarón.
Acompañaron a los mismos, en los roles de personajes egipcios, Azahara Jiménez, Juan Pablo Romero, Marta María Carmona, Anabel García, Ana Perea, Francisco López, Javier Cobos y José Antonio Llamas, mientras que los responsables de dar vida a los personajes hebreos fueron Mar Garrido, Marta Gómez, Irene Gómez, Rocío Collantes, Myriam Osuna, Rocío Barriga, Raquel Martín, Marta Montes, Victoria Moreno, Lucía Olea, Marta María Carmona, Humberto Juan y Pedro Gelo.
El elenco de bailarines estuvo compuesto por Lola Casal, Trinidad Pérez, Carmen Casal y Julia Villar, bajo la dirección coreográfica de Myriam Osuna.
“Las plagas de Egipto” se basan en el relato bíblico de la salida de los hebreos, de Egipto tras el retoro de Moisés.
En lo que afecta a la escenificación, la misma resultó digna por el hecho de solventar el movimiento de una treintena de actores por el pequeño escenario de “La Cilla”.
Sin embargo, y  a pesar de las buenas voces de algunos de los actores, hubo una franca distorsión entre el tono de la música y la fuerza de la voz de quienes cantaron, solapándose ésta en más de una ocasión.
A pesar de ser la música original y encontrar en algunos momentos las notas adecuadas para su desarrollo, en conjunto de la partitura resultó tedioso.
En lo que afecta al texto, el mismo estuvo plagado de impropiedades históricas, que en más de un momento hicieron pensar a los concurrentes que se encontraron dentro de una escenificación de Iglesia católica,en detrimento del carácter bíblico que debiera haber tenido la obra en  todo su conjunto. Igual aconteció en la intervención de los coros, que pese a sonar de forma aceptable, dieron la sensación eclesiástica que ha sido anteriormente aludida.
En definitiva, “Las Plagas de Egipto” fue un musical al uso, aunque sin alcanzar el nivel de calidad que hubiera sido deseable.