Editorial

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Celebraciones religioso-populares

Sí parece cierto que el laicismo va cuajando cada vez más en la sociedad española, con independencia de que la Carta Magna nunca llegó a hablar de laicismo sino de un Estado no confesional.
La tradición es norma en España, siempre impregnada de los valores humanistas de Europa Occidental, en base a ese nexo imperceptible, pero existente por ser habitual y cotidiano, entre las costumbres, celebraciones y usos sociales y la religión católica.
Ningún municipio que se precie carece de dos patronos, masculinos o femeninos, con cuyas onomásticas siempre llegan las fiestas, unas veces más grandes y otras menos, pero fiestas al fin.
A modo de ejemplo, Tordesillas articula la celebración de su secular “Toro de la Vega”, en función de la onomástica de su Patrona; Nava del Rey hace lo propio con su secular “Función” de mayo, y cada cierto tiempo en junio, a tenor del calendario litúrgico; y numerosos municipios celebran actos populares que encuentran su justificación en el Santoral: hogueras, en San Juan, carnavales antes del inicio de la Cuaresma y un sinfín de ejemplos, que en el caso de Medina podrán bien ser los de San Roque, la Virgen del Amparo, Santa Rita o Nuestra Señora del Carmen, por citar sólo algunos ejemplos de los que mayor devoción despiertan.
Sin embargo uno de los grandes días de año, que antes se celebraban en jueves con gran boato -“Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión”, y que no es otro que el Día del Corpus ha ido perdiendo fuerza y vigor en los últimos años, a pesar de estar reconocido en algunas localidades, Toledo es ejemplo, como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Las razones de tal “deterioro” no son otras que el exceso de politización que ha experimentado dicha celebración a lo largo de los años. Primero fueron los ultracatólicos quienes intentaron apoderarse de esta fiesta para convertirla en algo inherente a sus creencias políticas; después, el franquismo, que amplió el palio para dar cobertura a la Custodia y al Jefe de Estado; más tarde, los obispos toledanos y Primados de España que negaron el acceso a la procesión a los ministros socialistas de la democracia; y ahora, la propia legislación que, para impedir que una parte de España se arrogue ciertos derechos y no comparta con la otra parte lo que es de todos, ha tenido que dar un aldabonazo con la utilización del Himno Nacional, que ya no sonará en este tipo de procesiones.
No obstante, lo inmanente es lo fundamental, la decoración es siempre aleatoria y las fiestas religioso-populares son de todos.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA