Muere con 50 años de vida, ante la indiferencia de los medinenses

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Redacción.-
No superó su 50 cumpleaños, fue el exponente más claro de la época “dorada” del mueble, era la prueba física de  las cooperativas para funcionar al mismo nivel que el resto de las empresas y,  parecía que los más de mil clientes que la sustentaban la hacían invulnerable a la crisis que azotaba el sector, pero estábamos equivocados. Hoy la Cooperativa «El Cid» ha cerrado sus puertas, al contrario de la figura histórica que representa su nombre, no pudo ganar la última batalla a los bancos. Atrás quedan los cientos de familias que gracias a su actividad disfrutaban de un plan de vida digno. Ha cerrado ante la absoluta apatía de nuestra administración regional y el silencio de sus vecinos.
Preguntando a mi amigo, Daniel Sanz Cid, autor de una recopilación de la historia empresarial de Medina del Campo y, que espero vea pronto la luz, hemos podido constatar que esta Villa ha tenido desde 1859 más de 350 empresas relacionadas con la madera, de las cuales en la década de los 70 estaban en activo cerca de 80. Sus nóminas no eran especialmente altas, pero se pagaba muy bien las horas extras y, el conocido «destajo” que sirvió para convencer a muchas personas a la hora de descartar ofertas laborales en empresas relevantes como MADE, Ferroaleaciones Española y RENFE, entre otras. Nadie en ese momento vislumbraba la caída tan abrupta del sector industrial más importante de nuestro pueblo.
No cabe duda que se habrán pagado errores propios, al igual que el resto de fábricas que quebraron, pero siempre nos quedará en el aire varias  preguntas ¿qué hubiera pasado si este sector hubiese recibido las ayudas que tuvieron Renault o el sector de la minería?,  ¿por qué nunca llegaron  fondos de Europa, Gobierno español, Junta de Castilla y León, para un apoyo o, en su defecto, para una reconversión industrial?,  ¿eran relevantes las más de 2.500 familias que se han ido a la calle?, personas muy especializadas para el sector, pero con baja cualificación para buscar otros trabajos. La falta de coraje de los medinenses para movilizarse, sumado a la ineptitud de unos gobernantes más preocupados por llenarse sus alforjas en vez de luchar por esta tierra, ha sido el cóctel explosivo que ha incendiado el sector de la madera, al que todos hemos visto como ardía, pero nadie ha llevado agua.
Javier Cuevas.