La puerta giratoria
Ser ministro o alto cargo del Gobierno se ha convertido en algo más que el máximo exponente y aspiración de un político; desde hace años es el mejor aval para conseguir un puesto de dirección en alguna de nuestras empresas que cotizan en el Ibex 35. Como ejemplo podemos poner a las eléctricas españolas que tienen “enchufados” a 43 altos cargos, entre los que destacan nombres de ministros como Ángel Acebes, que después de dejar el Ministerio de Interior fichó por Bankia, contribuyendo a su ruina, y días después de dejarlo entró en Iberdrola con un sueldo de 216.000 euros. Pero no es un caso aislado, la lista es interminable. Por poner algunos ejemplos: Elena Salgado en Endesa, Josep Piqué en Vueling, Pedro Solbes en Enel y Barclays, Aznar en Endesa, Felipe González en Gas Natural, Eduardo Zaplana en Telefónica, José María Michavila en JP Morgan… podríamos rellenar cuatro páginas de enchufados, pero más allá de la importancia de los nombres, a nadie se le escapa que no les contratan precisamente por sus conocimientos del sector.
Todas estas empresas dependen de las decisiones políticas para el desarrollo de sus negocios o, lo que es lo mismo, están comprando voluntades a la hora de legislar sobre sus sectores o “enchufismo” en la decisión de contratos y partidas presupuestarias. La gran pregunta que nos surge es ¿quién manda en este país? ¿Los ciudadanos que elegimos a nuestros representantes a través de las urnas o las grandes empresas que son las que compran voluntades a través de los desorbitados sueldos que pagan a los pesos pesados de los distintos partidos? Y, lo que es peor, ¿por qué los ciudadanos seguimos permitiendo que nos secuestren nuestra voluntad aplicando prácticas de dudosa moralidad? ¿Se legisla siempre pensando en los ciudadanos?
Si de verdad queremos tener una regeneración democrática, los partidos tienen que plantearse llevar en sus programas electorales la prohibición de estas prácticas, aunque parece que los ciudadanos empezamos a despertarnos del letargo democrático en el que hemos estado sumidos durante estos años y se empiezan a levantar voces muy críticas dentro de las bases de algunos partidos. El último en sumarse ha sido el nuevo secretario del PSOE, que podría llevar en su futuro programa electoral la prohibición de estas prácticas. Esperemos que pronto el Parlamento vote el fin de las puertas giratorias y empecemos a pensar que los contratos públicos los gana quien hace la propuesta más competitiva y no quien tiene en nómina mayor número de ex ministros en sus consejos de administración.
La Voz de Medina y Comarca