EDITORIAL

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Parálisis urbanística

Que la construcción está viviendo un gran receso a consecuencia de la crisis económica por la que atraviesa España, como cualquier país del orbe, es algo que a nadie se le escapa; pero de ahí a la parálisis generalizada que el sector vive en Medina del Campo a consecuencia del cúmulo de expedientes a la espera de la deseada licencia constructiva, va un abismo.
Baste decir que entre los años 2002 y 2006 la media de otorgamiento de licencias se situó en unas setecientas concesiones anuales. Una estadística globalizada que, frente a las setenta autorizaciones para construir concedidas en los años 2007 y 2008, no deja de llamar la atención. 
Ni qué decir tiene que este descenso de permisos pudo tener alguna relación con la redacción del Plan General de Ordenación Urbana, PGOU, y con el descenso de peticiones; pero la verdad es que  los expedientes se acumulan “sine die” en el servicio de Urbanismo del Ayuntamiento. A ello hay que añadir, aunque parezca paradójico, el nombramiento de un responsable técnico del área que supuso en su día un aumento de la categoría de quien ostenta dicho cargo con el correspondiente incremento salarial en concepto, entendámoslo así, de productividad.
Y es que los trabajos que antes realizaba una persona ahora lo hacen dos, presumiblemente                   a medio gas y es de esperar que cuando se incorpore un tercero -algo inminente por la convocatoria- suceda, quizás, lo mismo; y el Ayuntamiento disponga así de tres técnicos, uno de ellos jefe, para realizar el diez por ciento de la labor que hacía uno sólo hace unos años.
No es presunción el argumento ya que a modo de ejemplo, una licencia sin ningún tipo de problemas aparentes fechada en el registro de entrada del Ayuntamiento el 28 de octubre, aún no ha obtenido respuesta, ni para bien ni para mal, aunque su solicitante abonó casi seis mil euros por la tasa correspondiente.
Es de esperar que alguien ponga pronto o tarde fin a esta situación, aunque mientras los comunicados internos entre el concejal responsable y la arquitecto jefe se realicen de modo epistolar, la situación no parece estar aún encaminada. Y es que mientras los temas sólo se resuelvan en las alturas, ya sean políticas o funcionariales, habrá que esperar a que ambas instancias dediquen más tiempo al trabajo por el que, en conceptos distintos, cobran sus respectivos sueldos.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA