Feria Renacentista
A lo largo de la próxima semana Medina del Campo vivirá el que es, sin duda alguna, el evento más participativo de cuantos se desarrollan en la villa: la Feria Renacentista, un evento que dormitó durante años, sin pena ni gloria, y que una vez que se ha abierto a todos los medinenses, por la presente Corporación Municipal, se ha consagrado como un elemento de diversión, cultura, historia, gastronomía, participación y captador de turismo como pocas veces se ha visto.
Nadie podrá cuantificar el número de personas que concurrirán a Medina con motivo de la Feria Renacentista, ya que dada la profusión de actos, incluidos los previos, y los diversos escenarios en los que se desarrolla, el número de concurrentes es incalculable, como incalculables son también los medinenses que participarán en los desfiles y en los diversos actos, ataviados de época, al ser las asociaciones quienes, bajo una atenta mirada del Ayuntamiento, organizan una buena parte de los actos.
Quizás el secreto de este éxito radique ahí, en que nada está encorsetado, en que cualquier asociación puede desarrollar el acto que crea conveniente y sólo necesite para ello realizar la llamada de turno al Ayuntamiento, tras haber acudido a reuniones previas, para ser incluido en la programación oficial.
Todo esto es lo que siempre se ha llamado participación ciudadana, porque son los ciudadanos quienes hacen, deshacen, organizan y programan, dentro de un marco general, sin que nadie les moleste, con lo que el resultado, al ser todos los colectivos protagonistas, ha de ser brillante y, por qué no decirlo, digno de encomio.
Además, este año, a la insigne figura de Isabel la Católica, siempre presente en la mente de los medinenses y en el Renacimiento, se une otra figura excepcional: Santa Teresa de Jesús, la monja andariega y reformadora del Carmelo, en el año previo al V Centenario de su Nacimiento en Avila.
Pero aunque sea la ciudad del Tormes quien obtuvo la gloria del nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, Medina tuvo la gloria de ser el destino de su segunda fundación, además del municipio en el que su alter ego y reformador de la rama masculina del Carmelo, San Juan de la Cruz, cantó su primera misa en ese convento al que, en la víspera de la Virgen de agosto, llegara Teresa dispuesta a fundar, topándose con un encierro de toros.
Y es que, más medinense y renacentista que esta doctora de la Iglesia, no se puede ser.
La Voz de Medina y Comarca