La política local, en cuestión
Pena, tristeza y depresión o risa, mofa y burla es la disyuntiva a la que pueden verse abocados los medinenses en estos días al ver la situación en la que se ven sumidos los grupos políticos mayoritarios del Ayuntamiento.
La pena, la tristeza y la depresión pueden llegar de la mano del Partido Popular, en el Gobierno Municipal, al contemplar el espectáculo que supone para los ciudadanos de la Villa ver a nuestro alcalde, Crescencio Martín Pascual, tener que declarar, acompañado por dos funcionarios, en un presunto delito de Prevaricación Administrativa, y no como testigos sino en calidad de imputados.
Y lo curioso es que la querella que una empresa promotora presentó contra el alcalde y dos funcionarios, obligará también a los Tribunales, dentro de la seriedad que los caracteriza, a tener que esbozar una triste sonrisa: la cuestión no es para menos ya que, de ser correctos los informes de la arquitecto municipal, todo quedaría en un problema judicial, más que serio, para el regidor; pero si se detecta que los mismos no fueron correctos, el Ayuntamiento deberá pagar daños y perjuicios a dicha empresa. Y dentro de todo el conjunto, en qué situación quedaría el Ayuntamiento si, con informes o sin ellos, se descubre que hubo realmente un agravio comparativo en el trato con dos empresas diferentes, cometido, si es que se cometió, por los mismos políticos y los mismos funcionarios.
Por su parte las sonrisas, las mofas y hasta las burlas pueden llegar de la mano del Partido Socialista, que a diferencia del PP -que también los tiene- muestra en público sus problemas y ofrece estos días el espectáculo de la dimisión de su Secretario General y concejal del Ayuntamiento, Fernando Sánchez Pastor. Todo ello, tras haber sido elegido edil hace menos de dos años y Secretario General del PSOE hace tan sólo unos meses.
Pero anécdotas aparte, las ramas del bosque no deben impedir ver lo que es fundamental: el deterioro de una clase política local, que “por hache o por be” está dando un espectáculo que poco ayuda a la buena imagen de Medina del Campo.
Estos antecedentes tienen que servir de revulsivo a los dos grandes partidos políticos para adoptar las medidas que crean oportunas, al efecto de normalizar la situación de sus “delegaciones” locales. Y es que de no ser así, la ciudadanía, harta ya de tomaduras de pelo, podría hacer lo que más temen los grandes partidos en las elecciones: quedarse en casa y abstenerse de votar.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA