Editorial

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VOX
Por mucho que se empeñen en asegurar algunos dirigentes del Partido Popular que en dicha formación política nada se mueve, los datos que van aflorando en los últimos días sobre el nacimiento de VOX vienen a demostrar todo lo contrario.
La sangría popular empezó con la marcha de los afiliados José Antonio Ortega Lara, el ex dirigente del PP vasco Santiago Abascal, además de Ana Velasco Vidal,  hija ésta de una ex presidenta de la Asociación Víctimas del Terrorismo; después cuajó con el aldabonazo de Alejo Vidal Quadras, el dirigente que más votos ha conseguido en la historia para el PP de Cataluña y actual vicepresidente del Parlamento Europeo; y ahora continúa con la incorporación a VOX de hombres y mujeres menos nombrados pero no con menor enjundia, entre los que se encuentra el ex dirigente del PP palentino José María Nieto Vigil. En definitiva, unos nombres que vienen a confirmar lo que los dirigentes del PP niegan: una escisión y no en ciernes sino en toda regla que ya ha empezado a producirse.
Para echar leña al fuego, sin pasar a la nueva formación política; aunque, al parecer, en nombre del descontento con el rumbo del PP, en estos días en los que éste celebra su convención nacional en Valladolid, le han propinado un bofetón dos prohombres del mismo: José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, quienes no concurrirán al encuentro, por cuestiones de agenda, a pesar de que sus intervenciones figuraban en todos los borradores de la convención, uno a título de presidente de honor y otro como presidente de una ponencia.
Así las cosas, a la escisión ya producida se suma ahora la retirada de apoyos al actual rumbo de PP, al que la ex dirigente vasca de dicho partido, María San Gil, culpa de la “pesadilla” que se vive en Euskadi.
Por ello, todo apunta a que las razones de la excisión ya producida tienen su origen en la política antiterrorista y, más aún en la disconformidad con los derroteros territoriales que han tomado algunas regiones de España, a las que el PP de Mariano Rajoy no aborda con valentía.
Si a todo ello se añaden los escándalos de presuntas financiaciones irregulares, los escándalos de corrupción, la desafección aparente de un electorado y hasta la necesidad de algunos de escenificar que su moral les obliga a poner coto a los desmanes producidos y no a guardarlos, en nombre de la unidad, en un cajón para el futuro, la polémica está servida; el engorde de la escisión, garantizado; y la pugna por el reparto del electorado, iniciada.
La Voz de Medina y Comarca