EDITORIAL

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Crisis económica
Tras el anuncio realizado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, a tenor de los datos pertinentes, queda claro que España ha entrado en un período de crisis y de crecimiento negativo.
La situación estaba cantada, ya que países potencialmente superiores a España desde el punto de vista económico -Estados Unidos, Francia e Inglaterra- ya habían entrado en recesión con anterioridad. Todo ello porque las crisis se desarrollan de forma más rápida en los países económicamente más potentes al igual que sucede con las recuperaciones cuando llega el momento del ciclo económico oportuno.
Si bien la crisis española, momentáneamente, no ha estado motivada como en otros países por la quiebra del sector bancario, la recuperación de la misma será difícil porque se impone una reestructuración del modelo económico que España ha seguido en los últimos años, y a la que nunca llegó a abordar en profundidad.
A pesar de todo, el sistema de garantía social de España funciona y las promesas realizadas por el Presidente del Gobierno apuntan a que ninguna familia española carecerá de los recursos necesarios para subsistir, en el caso de que la totalidad de sus miembros engrosen las listas del paro.
Hasta aquí nada nuevo y que no fuera de esperar. Pero en el caso de Medina del Campo, localidad con los defectos propios de un pueblo que quiere ser ciudad y que no cuenta con los servicios inherentes a las grandes urbes, comienzan a verse imágenes y estampas no deseadas, como son las necesidades de determinadas familias, normales hasta la llegada de la crisis y sin ningún carácter marginal, recogiendo alimento de los contenedores para aprovechar lo que otros, más privilegiados, desechan.
Está claro que Medina no dispone de un comedor social, y dios quiera que nunca precise del mismo, pero no estaría de más que el Ayuntamiento, en aras de una previsión y a tenor de que la Villa y su comarca están declaradas como “zonas deprimidas”, según numerosos estudios, habilitase un espacio para tal fin, por si llega el momento, y dotase la correspondiente partida presupuestaria para hacer frente a la alimentación de los ciudadanos si fuera menester.
Basta con ver la situación de colas en los comedores sociales de Valladolid para prever una hipotética situación que no deseamos pero, ya se sabe, cuando las barbas…
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA