Escuela de Idiomas
Es evidente que la apertura de un estudio de la Administración Regional para analizar la candidatura de Medina del Campo como sede de una futura Escuela Oficial de Idiomas propia, sin dependencia de Valladolid, es un avance para la villa.
Al margen del mérito que haya podido tener la alcaldesa de Medina, Teresa López, para conseguir tal logro, que en el fondo para eso está ahí, tanto en el Ayuntamiento como en las Cortes, hay algo que chirrió. Fue la actitud negativa que mostró el procurador regional y ex alcalde de la villa, Crescencio Martín Pascual, al ausentarse del salón en que se debatía la Proposición No de Ley, presentada por López, para sacar adelante, de golpe, sin necesidad de estudio previo de ninguna clase, la Escuela Oficial de Idiomas.
Y el tema chirría porque cuando alguien ha sido alcalde de un municipio, y ha dejado de serlo por las circunstancias que sean, no puede permitirse el lujo de ausentarse de un foro cuando se debate algo que puede beneficiar a la localidad que gobernó, ni en nombre de la disciplina de partido ni de nada.
Esta técnica de las ausencias, a nadie y para nada vale, salvo para hacerse daño a sí mismo, cuando un municipio espera todavía de quien fue su primer mandatario, además del consejo que emana de su experiencia, que ponga toda la carne en el asador para defender los intereses de la villa allí donde sea menester, saltándose para ello la disciplina de voto o cualquier otra directriz partidista.
Pero no, don Crescencio, una vez más no estuvo a la altura de las circunstancias que de él se esperaba. Quizás, su forma de proceder haya podido obedecer a una sola razón: buscarse, si es que aún tiene valedores, un puesto en una candidatura al Senado, para lo que la disciplina de voto es imprescindible.
Pero, aun concediendo tal premisa, no estaría justificado que Martín Pascual antepusiese sus intereses particulares, que tal sería convertirse en senador, por encima de los del municipio que gobernó, en nombre de un partido político que aspira, como es lógico, a recuperar la Alcaldía de Medina. Y tal es así porque estas ausencias de los salones para no “mojarse” son incluso más perjudiciales que votar negativamente en nombre de la disciplina debida, porque debilitan al partido local que él mismo preside y pesan como una losa sobre quien haya de sucederle como candidato a la Alcaldía, tras tener la certeza, y la tiene, de que él no será el elegido.
La Voz de Medina y Comarca