Editorial

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Felices Fiestas
Cuando este número de “La Voz de Medina y Comarca”, que es ya el 2.848, tras cincuenta y cuatro años de existencia, vea la luz, el nerviosismo habrá contagiado ya a todos los medinenses, ya que  estarán a la espera de escuchar los estruendos de las bombas reales y el repique de campanas que anuncia el izado de bandera en lo más alto de la Colegiata, con los que siempre comenzaron, comienzan y comenzarán las fiestas patronales de San Antolín. Esas de cuya mano llegan esos dones benditos llamados encierros.
Pero no sólo se trata de los encierros -que a juzgar por las encuestas realizadas por este semanario en las últimas semanas,  sin estar en crisis, son menos demandados al decantarse determinados gustos juveniles por música y conciertos-, sino también de un ambiente distinto, de fiesta, diferente y de alegría, de amistad y fraternidad, en la que los medinenses bien nacidos tienden la mano a amigos y forasteros e incluso a aquellos con los que un día tuvieron problemas, para festejar todos juntos las fiestas, que de la mano de San Antolín los medinenses olvidan siempre rencillas y rencores para que la diversión se haga extensiva a los que siempre han sido amigos y a los que lo han sido menos.
Por supuesto que las madres de familia en una época de crisis, ya han hecho el esfuerzo para dotar a sus hijos de la propina necesaria para que puedan divertirse de manera necesaria; mientras los padres dan los consejos a sus hijos e hijas de cómo ha de ser un comportamiento cívico ciudadano propio de un medinense, tanto a la hora de relacionarse con el resto de los convecinos como, cuando existe esa afición, ponerse delante de un toro.
Y los más mayores de las casas, entre añoranzas y recuerdos de juventud, narran a los más jóvenes cómo eran las fiestas en sus años mozos, mientras dedican unos minutos de recuerdo, igual que todos, a aquellos que ya no volverán a ver las fiestas.
Este es el espíritu medinense, en su estado puro, cuando llegan las celebraciones patronales, en las que además de desplegar la hospitalidad heredada se generaliza la bondad para vivir todos, en conjunto, unas celebraciones que sin duda alguna serán siempre mejores que las anteriores y peores que las venideras.
Por todo ello, este semanario se suma al sentir general de la ciudadanía, exhorta a la diversión a sus lectores y desea a todos los medinenses las mejores fiestas de sus vidas.
La Voz de Medina y Comarca