Editorial

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Semana Santa
Ya está aquí de nuevo la Semana Santa, sobre la que se cierne, un año más, el peligro de la lluvia. Pero se celebren o no algunas procesiones, que eso depende del cielo y no de los seres humanos, es evidente que durante meses la Junta local de Semana Santa y las Cofradías han trabajado para que todo esté a punto y los desfiles revistan la solemnidad que debe imperar en una Semana Santa que disfruta, por derecho propio, de la Declaración de Interés Turístico Internacional.
Por tal motivo, católicos practicantes y no practicantes, amantes del arte imaginero y medinenses de toda condición, al margen de sus propias creencias, miran al cielo para ver si el mismo concede una tregua que permita lucir en las calles la espléndida imaginería procesional de que dispone el municipio. Y es que los desfiles de la Semana Santa de Medina del Campo son para todos los medinenses, creyentes o no, motivo de orgullo porque en ellos y en las imágenes que en los mismos procesionan se refleja un pasado glorioso de la “Villa de las Ferias”, en unos momentos en los que las cofradías de la misma jugaban unos papeles muy deferentes a los actuales, en lo que a asistencia al necesitado y al hermano enfermo atingía.
Tampoco es cuestión baladí que las Procesiones de Disciplina medinenses sean las más antiguas de España, en unos momentos en los que, tras la llegada a la Sede de San Pedro del Papa Francisco, el rigor, la austeridad y la disciplina parecen que van a ser el norte del nuevo Papado, con lo que Medina, que tiene el marchamo de austeridad en sus celebraciones de Semana Santa, sin desdoro de las de otras localidades que también lo tienen, puede sacar pecho de su Semana Santa sin necesidad de introducir, en nombre de la misma, nuevos aditamentos a los títulos de la propia Villa que, en vez de unir y aglutinar a católicos y no católicos orgullosos de su Semana Santa, pueden dividirlos.
Así las cosas, los niños de Medina esperan ya la llegada de la Procesión de la Borriquila; los más austeros, la de los Rosarios de Penitencia; los amantes de la escultura renacentista, la del Vienes Santo; y todos, el conjunto de desfiles procesionales que llenarán las calles de ese fervor tan característico que existe en el medinense, al margen de sus creencias, cuando aparecen por las mismas unas imágenes que fueron el orgullo de nuestros mayores y que se ha trasmitido de generación en generación, especialmente cuando se ve llegar, en cualquiera de los desfiles en los que participa, la imagen de la Virgen de las Angustias, simple y llanamente porque es la Patrona y Alcaldesa Perpetua de Medina y de todos los medinenses.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA