Editorial

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Y tocaron las pensiones
Mucho se anunció, incluso a bombo y platillo, la línea roja que no pasaría ningún Gobierno de España surgido de las urnas en lo que afecta a recortes. Ni qué decir tiene que detrás de esa línea roja, que en teoría equivale a una dirección prohibida, se encuentran las pensiones.
Pues bien, que se retrase la edad de jubilación, que se adopten las medidas que sean oportunas para garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y hasta lo que sea necesario en época de crisis y recesión económica puede valer y hasta ser tolerable; pero de ahí a no actualizar en 2013, con el incremento del Indice de Precios al Consumo (IPC), las pensiones de los jubilados va un verdadero abismo.
Y es que la anunciada subida de un uno por ciento para las pensiones superiores a los mil euros y del dos por ciento para las inferiores va suponer para el colectivo de jubilados, especialmente para los perceptores de pensiones mínimas, un recorte cuyas consecuencias parecen no haberse calculado.
Por una parte, la no actualización de las pensiones, a tenor del IPC, implica la pérdida inmediata de esa pequeña paga compensatoria que los pensionistas recibían a primeros de año y que les permitía asumir la inflación acumulada del año anterior, que ya no se recuperará en 2013. Si a ello se añade que la subida del dos por ciento tendrá una repercusión mínima en lo que a cuantificación en euros se refiere y ésta se contrapone al incremento del coste de la vida, la situación parece aún más alarmante.
A todo ello han de sumarse dos factores fundamentales que habrán de repercutir en los escasos recursos de los pensionistas: el incremento, inicialmente anunciado como transitorio – aún vigente – del IVA, que afecta incluso a algunos productos de primera necesidad; y el copago de los medicamentos, más necesarios en el colectivo de Mayores que en ningún otro, por razones obvias.
Así las cosas, dígase lo que se diga para justificar lo injustificable, cada perceptor de una pensión mínima, a consecuencia de la escasa revalorización de la misma, del incremento del IVA y del copago sanitario, sufrirá una pérdida de poder adquisitivo equivalente a 420 euros anuales, lo que es tanto como decir que cada una de sus 14 pagas – incluidas las dos extraordinarias – se ve depreciada en 30 euros.
Si a todo ello se añade que muchas familias sólo disponen, a consecuencia del paro, de la pensión de turno para subsistir, no estaría de más preguntarse ¿Hacia dónde va España? y ¿Hasta cuándo van a poder soportar los españoles esta situación?
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA