Solana.- Olmedo celebró ayer la onomástica de la Patrona de la Villa y Tierra, Nuestra Señora de la Soterraña, de cuya mano llegó el último encierro de novillos. A la cinco en punto de la tarde sonaron los cohetes anunciadores de la salida de los toros desde el corral de la Dehesa de la Villa, en esta ocasión tres astados de la Ganadería de Lora Sangrán y dos de los Hermanos Tornay, bien presentados en su conjunto aunque con comportamiento bien diferentes.
Y es que los toros de Sangrán cumplieron de forma rápida y vistosa el cometido que los astados tienen en los encierros “al estilo de la villa”, realizando la totalidad del recorrido con celeridad, guiados por los bueyes. No sucedió lo mismo con los morlacos de los Hermanos Tornay.
Concluido el encierro, en la plaza de toros se dio suelta a dos novillos, dos toros y una vaca de prueba, que permitieron a los asistentes, que abarrotaban el coso en medio de un ambiente estival y festivo, divertirse hasta la saciedad.
La calidad del último morlaco permitió a los cortadores, procedentes de numerosas localidades de Castilla y León, realizar unas series impecables de cortes, ya que, a juicio de varios de ellos, el toro en cuestión fue, con diferencia, “el mejor de cuantos se han lidiado en la temporada taurina de la Comunidad”. Tal es así que, tras anunciar la retirada del coso del mismo, los cortadores impidieron en varias ocasiones la salida de los bueyes para continuar divirtiéndose con el toro.
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