Toros para la historia
Al margen de los resultados que hayan podido tener los encierros desarrollados estos días con motivo de las celebraciones de San Antolín, hay un hecho innegable: se han visto toros bien presentados, bien armados, con buen velamen y enorme presencia en los campos, en las calles y en la plaza de toros de la villa.
Que las fiestas de Medina del Campo están intrínsecamente unidas a sus encierros es irrefutable, ya que los mismos disfrutan de la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional; aunque si no fuera así, bastaría con fijarse en dos hechos, uno histórico y otro popular, para demostrarlo. El primero, el desarrollo de encierros relatado por la mismísima Santa Teresa cuando se acercó a Medina del Campo con la intención de realizar, y así lo hizo, la segunda fundación del Carmelo Reformado; y la segunda, el estribillo tradicional de la denominada “Jota de Medina” en la que “los novillos vienen” y “los novillos van”.
Pero del novillo al toro hay un gran trecho y del simple morlaco al astado de gran presencia, un verdadero abismo. Por tal motivo, es digno de resaltar que este año lo visto en Medina han sido toros, hermanados entre sí y pertenecientes a ganaderías de solvencia contrastada y prestigiosos encastes.
De ahí que el resultado haya sido el apetecido en una ocasión, con motivo del desarrollo del primer encierro en el que todos los toros entraron en el recorrido.
La morfología del toro y su presencia son siempre difíciles de analizar; aunque más difícil es aún adelantar el comportamiento que los mismos van a tener, de ahí que el segundo de los encierros, con ganado perteneciente a la ganadería portuguesa Pontes Dias, tuviese un comportamiento muy diferente al primero de los encierros, sin desdoro de los cuadrúpedos que compusieron aquél.
Pero también hay que resaltar que los encierros de Medina, cuando entran al unísono en el recorrido de las calles, despiertan siempre un pequeño resquemor en la ciudadanía que, conocedora por tradición popular del comportamiento de los toros, tildó siempre a los encierros de Medina de “al estilo de la villa” ya que, para muchos, es incomprensible que alguno de los morlacos no se pierda en el recorrido, dando diversión en las calles.
Y es que nunca llueve a gusto de todos; aunque al parecer sí que hay un sentir unánime de la categoría de los toros de este año, que elevan el listón a unas cotas que serán difíciles de igualar en años sucesivos. Lo bueno es enemigo de lo mejor, y cuánta razón tiene el refrán castellano aplicado a este caso.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA