El Grupo de Gobierno del Ayuntamiento rectificó sobre la problemática que había suscitado el proyecto de construcción de una pasarela para unir “La Mota” con el centro urbano. Una decisión que, a tenor de las reclamaciones vecinales, de la salvaguarda de los derechos individuales y de los miles de firmas que lo habían solicitado, puede calificarse de razonable e incluso de loable. Por tanto, procede dar la enhorabuena al Ayuntamiento por su decisión de replegar velas en un asunto espinoso.
Pero de ahí a echar balones fuera, a culpar a otros de la pérdida de una importante subvención y a intentar justificar una decisión que nunca debió tomarse por el Equipo de Gobierno va un abismo.
Pero, en aras de la transparencia y honestidad política, el Gobierno local no puede decir que la pasarela disfrutaba de la Declaración de Bien de Interés Público por estar incljuida en el Plan General de Ordenación Urbana, PGOU. Cada expediente tiene su tramitación y la de Interés Público es mucho más compleja. Y mucho más cuando la petición de la subvención para la construcción de la pasarela se realizó por el Gobierno del Ayuntamiento con cargo a los fondos del Pacto Local del año 2006, fecha en la que el parto del PGOU no se había producido.
Tampoco se puede faltar a la verdad diciendo que la subvención se perderá porque se incumpliría el propio Pacto Local y la convocatoria de dicha subvención deja una ventana abierta para este tipo de casos, asegurando que “no se considerarán incumplidas las obligaciones cuando, por circunstancias excepcionales y previa autorización ese bien sea sustituido por otro que sirva en condiciones análogas al fin que se concedió la subvención”. Eso sí, la lectura de este párrafo puede tener un doble sentido: o los recursos se destinan a fomentar el Turismo, de lo que siempre se ha hablado, con la ejecución de otras obras, o de no ser así se espera un mejor momento para volver a las andadas con el tema de la pasarela. La expresión “periodo de reflexión”, utilizada por el alcalde para replegar velas, es tan volátil como la intención de adjudicar la explotación de la pasarela inicial a una empresa, ya que lo prohíbe la propia convocatoria de la Junta.
Eso sí, la broma ya le ha costado a Medina casi 50.000 euros entre redacción del proyecto y gastos diversos, iniciando así un camino que se sabe dónde empieza y no dónde acaba.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA