Feliz Año Nuevo
El paso de los días y de los años nos llevan inexorablemente a dejar atrás 2011, un año aciago en muchos aspectos para las maltrechas economías de los españoles y los más de cuatro millones de parados que se han generado con motivo de la crisis internacional, básicamente bancaria, con génesis en la quiebra de la gran banca americana.
A lo largo de este año todos los españoles han aprendido a utilizar y a introducir en su vocabulario cotidiano vocablos que antes les eran extraños. Sirvan de ejemplo prima de riesgo, “los mercados” y la deuda soberana -antes deuda del Estado-, ya que de la mano de todos ellos ha llegado una crisis económica que todos sentimos, experimentamos y notamos en todos los rincones de nuestras vidas, sin llegar a conocerla a fondo. Y es que la misma, por las razones que sean, presenta unas caras desconocidas en los parámetros macroeconómicos de todos los tiempos.
Para luchar contra esta crisis, las añejas recetas del Keynesianismo no han dado resultado, agravándose además la situación, en el caso de la zona Euro, por la desaparición de los mecanismos de corrección que antes tenían todos los países europeos para luchar contra estas circunstancias.
Así las cosas, en este mundo globalizado y lleno de dificultades, mientras la sociedad se ha empobrecido cada día más, el especulador se ha enriquecido, muchas veces sin llegar a tener en su mano el codiciado dinero sino unos simples números reflejados en la pantalla de un ordenador cualquiera.
Es por tanto llegado el momento de poner fin a este tipo de situaciones que, en muchos casos, bien pueden encajar dentro de lo legalmente correcto pero en lo políticamente incorrecto. Y es que la corrupción también presenta miles de caras.
Digamos por tanto adiós a un año aciago, encaremos los 366 días que ahora comienzan con valor, paciencia y solidaridad, en medio de la esperanza de que las cosas más o menos se vayan arreglando poco a poco.
Este es nuestro deseo, el deseo de este semanario que durante más de medio siglo ha informado a sus lectores sobre los aconteceres de Medina y algo más; aunque es de temer que los deseos que todos tenemos no se conviertan en realidades, al menos, de momento.
Pero en la esperanza de que todo cambie, porque los pueblos son lo que sus ciudadanos quieren que sean, recibamos al cambio ya producido y al nuevo año con toda la ilusión del mundo.
La Voz de Medina y Comarca