EDITORIAL

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Pasarela de “La Mota”
Ya ha comenzado la polémica sobre la construcción de la Pasarela de la Mota, con protestas vecinales y políticas incluidas.
Es obvio que tales circunstancias iban a acontecer, ya que tal pasarela no prestará ningún servicio al barrio que sobrevolará, violando la intimidad de las casas de algunos de sus vecinos, ni será la panacea para fomentar el turismo de la localidad.
En principio, la pasarela que el Ayuntamiento se propone construir nada tiene que ver con la que primitivamente se diseño, que incluía una serie de servicios anexos, ahora desaparecidos en el proyecto definitivo.
Además, en tiempo de crisis económica, la situación no está para despilfarros arbitrarios y caprichosos que, además, podrían lesionar los derechos de los ciudadanos. Y es que quiérase o no, el Ayuntamiento no puede esconderse para construir la pasarela en la figura jurídica de “bien de interés general”, ya que no se trata de una autovía o del trazado de un tren, para ocasionar molestias a un vecindario y privarle del derecho a la intimidad reconocido por la Constitución Española. Y es que aunque no se produzca ninguna expropiación de terrenos, la privación de luz de algunas de las casas de “La Mota” e incluso la de vistas paisajísticas que llegarían de la mano de la construcción de la pasalela, podrían dar lugar – y de hecho darán – a interminables pleitos que los vecinos, en defensa de sus intereses, interpondrán contra este proyecto. Y todo ello es lógico, ya que a nadie se le escapa que, por no ser ser la pasarela una obra de interés general, a todos los efectos debe ser tratada como una obra privada que mermará de luz y sol a determinadas casas. ¿Qué haría cualquier vecino si alguien construyese delante de su casa un mamotreto que le privase de luz y sus usuarios de intimidad?. Por supuesto que recurriría a los juzgados.
Esta es la situación a la que va que enfrentarse este popular barrio medinense, al que los políticos sólo visitan cuando llegan las elecciones con el fin de obtener un puñado de votos que les permitan campar por sus fueros durante cuatro años, olvidando después a quién deben sus puestos.
Por otra parte, Medina tiene un sinfín de necesidades apremiantes en las que invertir los dineros destinados por la Junta para la pasarela, ya que no hay que olvidar que la misma, si sale adelante, es por el empecinamiento del Ayuntamiento.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA