Editorial

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Comenzó la campaña electoral
En la noche del jueves al viernes, concretamente cuando los relojes marcaban el inicio segunda jornada, comenzó la campaña electoral de los comicios a Cortes Generales, Congreso de los Diputados y Senado, que se celebrarán el próximo 20 de noviembre.
Al margen de las tradicionales pegadas de carteles, en muchos casos de forma virtual para evitar gastos innecesarios en papel y colaborar en las buenas prácticas ecológicas, se han desencadenado ya los actos en los que las formaciones políticas concurrentes intentan fidelizar a su electorado tradicional sin dejar, por ello, de hacer un guiño de atracción a los denominados indecisos y a aquellos otros ciudadanos que, en función de los programas respectivos, se decantarán por unos u otros partidos políticos.
Aquí quizás, en la lectura detenida de los programas y en la movilización general radique el éxito de las formaciones, ya que los ciudadanos, hartos de promesas incumplidas a lo largo de los años, requieren, demandan y necesitan futuras actuaciones concretas por parte de los partidos que ayuden a España, sumida en una crisis internacional a salir de la misma.
El punto estrella deberá ser la lucha contra el paro existente, en el caso de España con medidas certeras y operaciones quirurgicopolíticas, dotadas de los recursos económicos necesarios para que sean creíbles al surgir las mismas de labios de la hoy denostada clase política que, en cierta medida, ha perdido su credibilidad como consecuencia de un distanciamiento de los problemas de los ciudadanos.
Otro de los temas trascendentes habrá de ser sin duda alguna la finalización, comprobable y veraz de la desaparición de ETA, revestida del carácter de magnanimidad final que habrá de cerrar, con la generosidad inherente del vencedor, el denominado problema vasco sin hacer ningún tipo de demagogia..
Y, nadie lo dude, dentro de los programas, los partidos políticos habrán de dar una solución, también con datos y financiación, para el sostenimiento del Estado del Bienestar, que los españoles se han granjeado a lo largo de muchos años, como derecho, merced a su propio trabajo y a sus aportaciones a través de los impuestos.
Que la austeridad estará también presente en los programas, nadie ha de dudarlo; pero no estaría de más echar un vistazo a las propuestas de política internacional, ya que los Estados europeos con el concepto autárquico de otras épocas han dejado de existir en el mundo global del siglo XXI.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA