Al margen
Es bien sabido que las mujeres y las ovejas tienden a sobrevivir a los hombres y a los carneros, respectivamente (hasta ahí, de acuerdo). Los nuevos hallazgos arrojan luz sobre el papel de las hormonas masculinas en este fenómeno (malditas hormonas). Los ganaderos y los científicos saben que los carneros castrados viven en promedio mucho más tiempo que los que están intactos (esto ya es preocupante). Todo esto nos lleva al titular: “Un estudio en animales afirma que la castración alargaría la vida de los hombres”.
Tócate los huevos. Y hazlo pronto por si acaso. Cada día un paso más: no uses coche de gasolina, vacúnate tres veces, no vayas a los bares por la noche, no comas carne, cambia la leche de vaca por la de avena y, por si tu vida aún te parece maravillosa, ahora te cortamos los testículos, pero por tu bien, para que vivas más.
Esta sociedad se está poniendo cada día más rara y a los que tuvimos una bolsa de deporte de Munich ’72 nos parece que aquello era vivir y lo de ahora es un mero intento por no sucumbir al hastío, al hartazgo de tanta dictadura social que impone cosas absurdas a seres humanos cada vez menos instruidos en conocimientos y más controlados por arengas, soflamas y frasecitas fáciles de repetir para no cansar las neuronas, que hacen falta para derramar tonterías en las redes sociales y creerse importante durante unos minutos gracias a pequeños vídeos poniendo morritos y enseñando la tableta.
Es lo que toca, qué se le va a hacer, pero permitidme que prefiera la época en que podías pasear al perro a las 2 de la mañana mientras tomabas un café con helado en alguna terraza de la plaza, que seguían abiertas y con gente disfrutando del frescor nocturno del verano. Entonces sí merecería la pena la castración para ganar unos años de vida, de aquella vida. Ahora no. Ahora no me toques más los huevos que ya bastante tenemos.
Rodrigo V.