«Al Margen» – 2021.06.19 –

0

El pasado 13 de junio se celebraba en Medina la festividad de San Antonio y con ella volvieron a su plaza, la de toros, los mejores toreros a cuerpo limpio para enfrentarse a unos bonitos toros de Carrión de los Condes que estuvieron a punto de convertirse en cecina y chorizos el año pasado, pero gracias a dicho festejo vivieron unos meses más y pudieron lucirse en un coso, cosa para la que habían sido criados, mientras el grupo de cortadores cose sus cortes, quiebros y saltos delante de ellos. Creo que el lenguaje inclusivo de Irene Montero me está afectando en demasía.
Aparte de esos cortes a los toros, confluyen en Medina otros cortes que quiebran tu camino y te hacen dar un salto de varios kilómetros para entrar o salir de la villa, ya que están cortados los accesos desde Rueda, La Seca y Rodilana.
– Maldito gobierno, otra vez confinados.
– Que no, que esta vez son solo obras en los puentes para que puedan pasar los camiones de más de 20 toneladas que van a llenar nuestra futura área de transportes gracias al Corredor Atlántico.- Sí, claro, y para que traigan los toros de San Antolín. Qué iluso eres.
– Hay que tener fe. Una de las cosas buenas de vivir en este hoyo medinense es que solo puedes mirar hacia arriba si quieres ver algo. Mejor nos iría si lo hiciera más gente, en vez de andar cabizbajos y cabreabundos.
– Cabreabundos no existe. Te lo has inventado.
– ¿Ves? A eso me refiero. Hay que ser más tolerante y más imaginativo. Si para mejorar la vida en la villa hay que inventar negocios o palabras, usemos la imaginación en positivo.
– Ya, como lo de imaginar que el alcalde ha dicho que va a cambiar las fiestas y ponerlo en las redes sociales. O quitar el pregón del día 1 de septiembre porque se siente joven y a los jóvenes no les apetece ir ese día al pregón. Aunque quizás no se trata del día, se trata del pregonero. Y de toda la vida, solo se indulta a los pregoneros buenos. O algo parecido.

Rodrigo Velázquez