EDITORIAL

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Quintaesencia y guinda

El Pleno del Ayuntamiento de Medina del Campo del pasado lunes sintetizó, quizás mejor que nada, lo que ha sido la presente legislatura. Así, casi sin quererlo, el máximo órgano de decisiones del Ayuntamiento, se erigió, en una sola sesión, en la quintaesencia de cuatro años de gestión y hasta en la guinda que siempre corona una tarta.
La sesión comenzó con la aprobación de dos Actas -debería haber sido sólo una- porque en una de ellas se enmendaba otra anterior, rechazada por la oposición. Así, ha transcurrido en este sentido la legislatura, aprobando, reaprobando, rectificando y hasta, presumiblemente, acomodando Actas para la ocasión, que al final han llevado a más de uno ante ese otro órgano supremo dependiente de otro poder, el Judicial.
En el segundo capítulo se dio cuenta de las resoluciones de Alcaldía y de la Concejalía delegada para tal fin; pero en el fondo no se dio cuenta de nada, ya que en el expediente no había ninguna. Es decir, nada se había decidido por Resolución a lo largo de todo un mes.
Casi para finalizar se plantearon las cuestiones de urgencia, que en otras ocasiones apremian pero que, el lunes, brillaron por su ausencia, ya que no las hubo.
Y como colofón del Plenario, ruegos y preguntas a mansalva, de ésas que cotidianamente se hace el ciudadano y que, al menos por una vez, se plantearon en el Ayuntamiento. No podía ser de otra manera y surgieron también cuestiones relacionadas con gestiones realizadas por el grupo de Gobierno, que han terminado algunas de ellas, y según la costumbre, en el Juzgado de turno.
Y al levantarse la sesión, los munícipes gobernantes no se privaron de tener que ver numerosas pancartas que les afeaban alguna gestión, de la que nada sabían; aunque por otros conductos se sabe que desde luego no es bien oliente, ya que de purines se trata.
Con esta modesta protesta, vinieron a la mente de todos los reunidos en el Salón otras sesiones más multitudinarias, de las que aquella en la que se trató la pasarela de La Mota es un ejemplo clarificador.
Y para guinda decorativa del pastel municipal, la presidencia del Plenario se vio desplazada, por ausencia justificada del titular, hacia el teniente de alcalde. Y ahí, sí radicó la diferencia con respecto a otras ocasiones: Rodríguez dio la cara, decidió y atendió a los vecinos. Es decir que, al menos durante unos minutos, los medinenses tuvieron la sensación de que había alguien al frente del Ayuntamiento y se sintieron, con mayor o menor grado de verdad por las afirmaciones, capitaneados por un primer edil.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA