Medina del Campo: "El año que no dormimos en las talanqueras"

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Editorial
Olor a cobre, campo y romero. Fresco viento, fresco día… Y el sonar de un gran cerrojo hace arrancar la alegría. Entre polvorosas nubes, caballos de pulcro pelo, corredores estirando, y hasta un parapente en el cielo, se yergue un recto cohete, que originará el encierro…
Cuando el fuego cincela lentamente el final de la mecha, y un tercer estallido se oye en el cielo, da comienzo el rugir de los mugidos y el tintineo de cencerros. Los toros ya están en la calle.
A lo largo de este año, hemos afrontado un concepto cuanto menos desagradable, resumido en “nueva normalidad”. Los medinenses toman las riendas de la nueva rutina, resignándose a no experimentar lo propio de estas fechas: preparativos en los locales y peñas, brindis con los amigos de hace años, e incluso comentar qué tal ha ido la selección de guardesas -y guardeses, claro está-.
Echaremos en falta el gusanillo de la última noche de agosto, la lágrima que disimulamos el día uno al ver poner la bandera, el cantar ‘Medina tierra querida’ a cada paso y también el no escuchar la jota por excelencia que cualquier medinense que se precie lleva impregnada en el alma: los novillos.
No podremos pasear hasta los campos de Zaera para ver el atalancado de palos posterior al corral de las reses bravas, ni mucho menos escuchar un: “Según informa el reglamento taurino de la Junta de Castilla y León, los menores…” en el Coso del Arrabal. Las sopas de ajo las podremos comer en casa, pero no sabrá igual que al tomarlas en compañía durante los minutos previos el encierro. Al sintonizar el 107.9 FM no escucharemos hablar de la Nave de Bruno, ni del túnel del AVE, Mamá Vaca o el descansadero.
Y no ocurrirá todo esto porque se ha ejercido bajo las directrices de la responsabilidad y teniendo siempre en cuenta que lo principal es la salud; porque si algo puede doler en lo más profundo de un corazón medinense, es no celebrar San Antolín y no poder dormir en las talanqueras. Sin embargo, la cuenta atrás ya ha comenzado porque… Ahora sí, ahora sí, ahora y siempre. Ahora sí que mi gusto es quererte, San Antolín.
La Voz de Medina y Comarca