La hora de los ayuntamientos
La deuda de siete mil millones de euros del Ayuntamiento de Madrid ha dado la voz de alarma en todo el territorio nacional sobre la situación de los ayuntamientos, que en los últimos años se han lanzado, en muchos casos sin ton ni son, a ejecutar grandes obras de embellecimiento de sus respectivos municipios aprovechando la situación de bonanza económica y los ingresos que entraban en los erarios municipales de la mano del Impuesto de Construcciones y Obras.
A tales inversiones se ha sumado el incremento de las plantillas de trabajadores municipales no funcionarios, a título de asesores, en el mejor de los casos.
La situación se traslada también a los municipios de la zona de Medina del Campo; aunque salvadas las distancias ya que la inmensa mayoría de ellos nunca hicieron ni obras injustificadas, ni procedieron a contratar personal más allá de lo meramente prudente.
Así las cosas, y cuando los recursos de la época de bonanza no se han destinado a sanear las cuentas municipales y además se ha contado con éstos como si fuesen ya ingresos fijos y a perpetuidad, el tema de la deuda municipal se complica.
Sin entrar en detalles sobre las finanzas de ninguno de los ayuntamientos de la zona, es evidente que algunos sobrepasan, por encima de la media nacional, los gastos destinados a Personal, en detrimento del saneamiento de cuentas públicas y de inversiones.
Por todo ello, ahora, cuarto trimestre del año, cuando los ayuntamientos, en puridad, deben elaborar los Presupuestos para 2011, es difícil que algunos de ellos resistan a la tentación de lo que siempre se llamó “hinchar” la Norma Presupuestaria. Con este procedimiento, es evidente que los gastos de Personal decrecen porcentualmente -en esta ocasión de forma real por la entrada en vigor de la Ley sobre Personal Público- al igual que las inversiones. Pero la situación puede ser grave si los ayuntamientos se decantan por estos derroteros, ya que los tiempos auguran nubarrones en todas las finanzas, y más en aquellas en las que, por disparar con pólvora ajena, a veces se cometen locuras que luego tienen que pagar los ciudadanos a lo largo de los años.
Todo hace presumir que, tras el control del déficit en el que ha sumido el Estado, va a trasladarse, por norma, a través de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado, al conjunto de los ayuntamientos de España.
Por tanto llega la hora de la verdad, el momento de que la Administración más cercana se ajuste el cinturón.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA