Le toca a Nava del Rey
La ciudad de Nava del Rey da estos días un claro ejemplo de cómo debe gestionarse una vicisitud grave, por no decir gravísima, en el municipio.
Y es que el inmueble sacro más representativo de la ciudad, la iglesia parroquial de los Santos Juanes, que es también ejemplo de la arquitectura castellanoleonesa en piedra, tuvo que cerrarse al público hace unos días, tal y como avanzó este semanario, por falta de solidez. Dicho en plata, porque el inmueble religioso está parcialmente en estado de ruina y, en consecuencia, porque podrían producirse desplomes con resultados que es mejor no pensar.
Es evidente que dicho inmueble sacro, declarado por otra parte Bien de Interés Cultural en 1931 y, en consecuencia, Monumento Histórico de España, no puede seguir en tales condiciones, por lo que en la jornada del jueves, y de ahí el reiterar la modélica gestión, algunas de las partes implicadas en el tema – Ayuntamiento y Arzobispado – dieron la cara ante los ciudadanos para explicarles cómo estaba la situación y las posibles soluciones para remediar los males que aquejan a dicha iglesia.
No deja de llamar la atención que la administración que decretó el cierre de la misma, la Junta de Castilla y León, que por otra parte tiene conferidas competencias sobre los BIC, no estuviese presente en el acto; aunque nadie, ni de los responsables políticos, ni eclesiásticos, lanzó ningún reproche al respecto.
Hace una veintena de años, siendo presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas Jiménez, ya se detectó que el inmueble religioso estaba dañado, por lo que en su día se licitaron determinadas obras en el mismo que, posteriormente se suspendieron, al parecer por la quiebra de la empresa que las ejecutaba.
El propio Lucas Jiménez, durante la celebración del Campeonato Nacional de Galgos “Copa de Su Majestad el Rey”, que tuvo lugar en Nava hace más de dos lustros, quedó maravillado al ver que los compromisos que él había adquirido no habían llegado a buen puerto.
Por todo ello y sin ningún reproche, imitando el estilo que suele adoptar en estos temas el Ayuntamiento navarrés, no estaría de más añadir que ha llegado el momento de evocar la figura del viejo político, del presidente que fue de Castilla y León, para cumplir lo que un día él prometió, al margen de las circunstancias políticas que puedan distanciar a un Ayuntamiento de su Comunidad Autónoma, que son idénticas a las que existían en épocas de don Juan José.
Ya le toca a Nava del Rey y, eso, es incontestable.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA