J. Solana.- El Salón de Actos del Ayuntamiento de Pozaldez sirvió el sábado de telón de fondo para la entrega de los Premios Nacionales de Cuentos “José González Torices” y de Poesía “La Espiga”, que, en su decimocuarta edición, recayeron en el poeta Miguel Sánchez Robles y en el escritor Manuel Arriazu Sada, respectivamente.
El acto académico y protocolario estuvo presidido por el alcalde de la localidad, Eduardo Ibáñez Palacio, al que acompañaron el delegado Territorial de la Junta en Valladolid, Mariano Gredilla Fontaneda; y el secretario general de la Consejería de Fomento, Jesús Julio Carnero García; encontrándose también en lugares preminentes la diputado provincial Virginia Serrano; y el procurador en las Cortes Regionales y alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual, además del ex alcalde de la “Villa de las Ferias” e incondicional asistente a la entrega de estos premios, José Luis Tejo Martín.
El acto comenzó con una breve, aunque poética y cuidada, introducción del edil pozaldejo, Alfonso Hernández Martín, quien resaltó “el prestigio de los Premios, por la seriedad y honradez de los jurados” que se han ido sucediendo a lo largo de 14 años; la afluencia masiva “con trabajos de calidad” de los aspirantes a los mismos y la “fidelidad” de la Marca “Helios”, como financiadora de las dotaciones económicas, la del artista Andrés Coello, que “anualmente dona la escultura exclusiva “La Espiga” para el ganador del premio poético del mismo nombre; la del pintor local Ladislao Sanz Martín “Ladis”, que hace lo propio con uno de sus cuadros para el galardonado con el premio de cuentos, así como la de ciudadanos de Pozaldez y la de cuantos han colaborado a lo largo de los años en este evento. Y como prueba de ello, este año en el que la entrega de premios se ha realizado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en detrimento de las espléndidas iglesias de municipio, para economizar los gastos de una actuación final, la coral “Voces Amigas”, que tradicionalmente ha sido la encargada de este cometido, concurrió al municipio y ofreció, desinteresadamente, un concierto en el Centro Cultural al finalizar la totalidad de los actos.
Hernández dio paso al cantautor Rogelio Cabado, que, en calidad de amigo y, en consecuencia, sin mediar ningún caché, ofreció cuatro canciones, dentro de la linea cristiana y humanista que caracteriza a sus letras, destacando entre ellas “Noche oscura”, en base a textos de Fray Luis de León. Cosechó tantos aplausos como canciones cantó y una nutrida ovación final de varios minutos, antes de recibir un obsequió por parte del Ayuntamiento, en cuya entrega fue de nuevo ovacionado frenéticamente.
La responsabilidad de lección académica, que corre anualmente en estos premios a cargo del denominado “mantenedor del acto”, recayó el sábado en el director de “El Norte de Castilla”, Carlos Fernández Aganzo, quien en un cuidado y poético discurso habló de Castilla, de los vinos de Pozaldez, adorados en otras épocas por “moros, cristianos, judíos y conversos”; y de las iglesias de San Boal y Santa María, de las que aseguró que “tienen un corazón cristiano en un caparazón árabe y mudéjar.
Lectura de actas y de trabajos ganadores
La joven historiadora y animadora cultural del Ayuntamiento de Pozaldez, Adela Burgueño Manjón, fue la encargada de dar lectura a los fallos de los jurados de ambos premios. Así, tras oir los asistentes de labios de Burgueño que ”el ganador del Premio Nacional de Poesía ‘La Espiga’, dotado con 850 euros y una escultura alusiva a dicho fruto de Andrés Coello, es, de entre los 209 trabajos presentados el denominado “Díptico de la luz y la alegría”, cuyo autor es el poeta murciano Miguel Sánchez Robles, natural de Caravaca de la Cruz, el propio autor salió a la tribuna para dar lectura al mismo.
“Díptico de la luz y la alegría” está compuesto por dos poemas diferentes, destacando en el primero de ellos los efectos de la luz sobre un bebé, cuyos contornos “dibuja y besa”; y en el segundo, la alegría que propicia la luz, que “conoce al ser humano” y le encandila, de forma especial, cuando su máximo exponente, el sol, “se refleja sobre los charcos”.
Concluída la lectura del texto premiado y cosechado el correspondiente aplauso, Sánchez Robles recibió la escultura “La espiga”, de manos de Andrés Coello; y el cheque de la dotación económica de las de Mariano Gredilla.
Idéntico protocolo siguió Burgueño Manjón con el Premio Nacional de Cuentos “José González Torices” al dar lectura al acta que decía: “dotado con 1.150 euros y un cuadro del pintor Ladislao Sanz Martín. De entre 292 cuentos presentados, el ganador es el cuento denominado “Abdellah”, cuyo autor es el escritor Manuel Arriazu Sada, de la localidad navarra de Fustiñana.
“Abdellah” es un sencillo cuento de evocación, al más puro estilo de Marcel Proust, en el que la historia de un emigrante “marrocain”, que a cuanto le preguntan responde con una encantadora sonrisa al no conocer más lengua que la propia, evoca en otro personaje una situación idéntica vivida muchos años atrás, y de la que es testigo una fotografía, con otro “marrocain”, Hammed, mientras sentencia que los mineros, sean de donde sean, son iguales, ya que tienen el “rostro negro” por la acción del carbón y de polvo, al tiempo que desvela que “el tiempo consumido en la mina nos une a todos – los mineros – más que la sangre”.
Aplausos para el autor de “Abdellah”, entrega del cuadro cedido por “Ladis”, de manos del propio artista; y de la dotación económica de las de Carnero García..
Reivindicaciones del alcalde
“Yo no entro en las cosas literarias, de las que no entiendo y por eso las delego siempre en el teniente de alcalde, que domina el tema. Por ello, doy la enhorabuena todos y las gracias por venir y os voy a hablar de lo que me gusta, de política”. Así se arrancó el regidor Ibáñez para cerrar el acto con sus ya tradicionales revindicaciones, en las que, siempre coreado por el público y respetado por la clase política, canta las cuarenta a quien se ponga por medio.
El primer turno le llegó a Mariano Gredilla, al que recordó que la depuradora de aguas está esperando desde hace dos años, “y nuestros vecinos de Matapozuelos se enfadan porque les vertemos las aguas fecales».
También manifestó la importancia de crear puestos de trabajo, para lo que “tenemos una empresa, Procosa, destinada a mantener los raíles del AVE que lleva esperando una actuación excepcional de transformación de suelo rústico en industrial y su proyecto depende del coeficiente de edificabilidad que le conceda la Junta. Así que ya sabes, Mariano Gredilla, esperamos que vengas un día de estos y nos digas, construid lo que os dé la gana, y así generaremos trabajo y riqueza”.
A Carnero García, Ibáñez le dio las gracias por las viviendas sociales que se están construyendo en el municipio, aunque atando cabos le dijo: “Me imagino que antes de realizarse el sorteo de las mismas, las peticiones de los vecinos de este pueblo serán atendidas y después se hará el sorteo con las sobrantes ¿No?”. Provocando un gran aplauso y el asentimiento del director general.
Para la Diputación, a través de Virginia Serrano, también planteó su reivindicación asegurando que “estamos esperando la subvención para la instalación eléctrica de San Boal, y ya es hora no sea que cualquier día de estos la iglesia arda y vayamos todos al infierno”.
Para concluir, Ibáñez no dijo adiós sino un simple “hasta el año que viene, ya que no os voy vais a librar tan fácilmente de mí, ya que os anuncio que, de nuevo, me presento a las elecciones”, provocando un rotundo aplauso que el propio regidor interrumpió para añadir otra reivindicación menor que se le había quedado en el tintero.
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