Editorial

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Sólo buenas noticias

A lo largo de los pasados días, dos han sido las Fuerzas de Seguridad del Estado que han festejado la onomástica de sus Patronos, en cierta medida, permítasenos decir que de todos, ya que a quienes protegen a los guardianes de la seguridad de todos los ciudadanos bien puede aplicárseles, por razones obvias, tal generalidad.
Por una parte, la Policía Nacional celebró los la onomástica de los Santos Angeles Custodios y; por otra, el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil hizo lo propio con la Virgen del Pilar.
La verdad es que es placentero escribir de las celebraciones patronales de estos guardianes de la seguridad de todos, ya que ello implica una alegría generalizada.
Y es que cuando los nombres de ambos cuerpos saltan a los medios de comunicación, en el mejor de los casos se ha cometido un acto delictivo por parte de alguien, siempre molesto para quienes los sufren, de aciaga sensación para quienes lo leen, mal ejemplo, se mire por donde se mire, para todos, y seguro que desagradable para quienes tienen que proceder a la detención del infractor en cuestión, ya que detrás de todo uniforme siempre hay, sea hombre o mujer, un alma humana.
Hay otros casos, siempre los peores, en los que la aparición en los medios de comunicación del nombre y los apellidos de un agente de cualquiera de los dos Cuerpos citados implica que los malhechores, normalmente organizados y siempre con fines injustificados y espurios, han perpetrado un atentado que no sólo priva a un ser humano de su vida sino que roba a una familia de la felicidad que uno de sus miembros, día a día, se ha ganado a pulso con el honrado trabajo que libremente eligió, en alarde de generosidad para proteger a los ciudadanos de esas acciones de las cuales él o ella terminan siendo la víctima.
Por todo ello, y sin hacer panegíricos de nadie, a los que este semanario nunca ha sido propenso, sería quizás el mejor anhelo de todos cuantos trabajan en “La Voz” escribir sólo una vez al año sobre la Policía Nacional y de la Guardia Civil, cuando se celebran los Angeles Custodios o la Virgen del Pilar.
Y es que tal implicaría que nada anómalo ha ocurrido, que nadie ha transgredido la ley y que nadie ha privado de la vida a nadie, lo que equivaldría a decir que el trabajo de ambos Cuerpos de Seguridad se ha restringido a la labor preventiva e informativa para bien de todos.
Cierto que las cosas no son así y que tal utopía es inalcanzable, pero permítase a todos soñar por un día en ese mundo mejor que los ciudadanos de sano juicio desean.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA